miércoles, 6 de enero de 2010

Carta abierta a Patricio Navia

Estimado Patricio:
Ayer leí tu columna indicando las razones por las que considerabas válido que un Concertacionista desilusionado votara por Piñera el próximo 17 de enero.
Casi en paralelo, leía por Twitter mensajes variopintos indicando que eras un chaquetero, que te habías dado una voltereta, que eras un traidor, y muchas otras cosas que también habrás leído.
Por un minuto pensé que era la típica falta de comprensión de lectura que campea en nuestro país, puesto que yo leía como un diagnóstico lo que otros, según yo, leían como una declaración de voto. Pero después de escribir un par de twitts defendiendo tu derecho, y el de cualquiera, a cambiar de opinión ante lo que se considere como "evidencia razonable", un contacto me indicó la página de El Mercurio donde encontraría la "declaración de voto".
Oh sorpresa.
Sorpresa no por haber leído que votarás por Piñera, puesto que te reconozco el derecho a votar libremente por cualquiera de los dos candidatos o nulo o en blanco, o por Walt Disney si prefieres el próximo 17 de enero.
Sorpresa porque entiendo que un cientista político, alguien que se dedica y vive del análisis de la realidad política, algo debiera entender del tejemaneje de los partidos, las campañas y las personas mismas de los políticos.
En ese sentido, no sé si atribuir a ceguera, torpeza o ingenuidad el que hayas tan candidamente expresado tu simpatía por el candidato de la Alianza a través de un correo electrónico. Porque habiendo visto la forma en que ambos candidatos han estado peleando el 20% de MEO, era de esperar, era lógico, era perfectamente previsible hasta por un Sebastian Bowen o una Marcela Sabat, que cualquiera de los dos que hubiese recibido el correo lo filtraría "ipso flatus" (Papelucho) a la prensa.
Imperdonable la torpeza, la ingenuidad o la ceguera conociendo además el historial personal del destinatario del correo electrónico: Juan Andrés Richards y Evelyn Matthei podrían haberte recomendado que no lo enviaras. ¡Lástima que Ricardo Claro no ande penando por tu casa para que hubiese evitado que tu dedo hiciera clic en el botón "Enviar"! (¿o Send? con tanto bilingüismo cursi en los correos me queda la duda)
En ese escenario, yo me estaría replanteando seriamente mi voto, considerando que el candidato a quien acababas de entregar explicitamente tu confianza ("Yo y millones de chilenos te estamos dando nuestra confianza") se pasó dicha confianza por muy buena parte. Quizás te habrían criticado una voltereta más, pero esta segunda voltereta se basaría precisamente en que quedaba sin fundamento la llamada "primera voltereta". Me explico:
En el correo a SP del 28 de diciembre (¿no era broma de inocentes, cierto?) le planteas 3 aprehensiones que te impiden a votar por él:
1. La derecha pinochetista, 2. El elitismo, 3. El conflicto de intereses
Probablemente, viniendo del mundo concertacionista, no serán esas 3 las únicas aprehensiones, pero si seguramente las más importantes.
¿Y cuál es la argumentación del candidato de la Alianza para derribar una a una, con una solidez digna de un maestro de retórica griego, todas tus aprehensiones? "Leí tus tres aprensiones (sic) y te puedo garantizar que no debes temer a ninguna".
¿Eso es todo? ¡Sí! ¡Eso es todo! Un simple "Relájate y confía", que es lo mismo que le dirían los tipos de 18 a sus pololas vírgenes de 16.
Es decir, ninguna argumentación. Ninguna "evidencia razonable". Ningún raciocinio. Ningún encadenamiento lógico de hechos y/o premisas que permitan concluir que no debes temer a tus aprehensiones, Patricio. Es decir, pura confianza. Confianza que al día siguiente el propio candidato se encarga de hacer pedazos filtrando (o permitiendo que filtren, que es lo mismo) el dichoso correo a la prensa.
Si esto no es un tongo y no hay por ahí, en algún rincón, algún otro correo con las verdaderas argumentaciones habituales entre gente inteligente, entonces, Patricio, estás en tu derecho a volver a cambiar de opinión por haber visto violada la confianza que, tan candidamente, era el único argumento del que te aferrabas para votar por Piñera.
Eso sería fidelidad. No a una coalición, no a un candidato, sino exclusivamente al único argumento que hasta ahora has mostrado tener: la confianza basada en una declaración de menos de 140 caracteres. Twitt!!
¡Suerte!

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