miércoles, 25 de noviembre de 2009

Encuestas y neoliberalismo

Se da por sabido, se dice como algo obvio, se señala como una perogrullada: "la democracia neoliberal, único sistema político bueno, va de la mano con el neoliberalismo económico, unico sistema bueno".
Y de hecho, ambos sistemas tienden a parecerse y terminan aplicando técnicas de un lado en el otro.
Los políticos creen que ellos son una suerte de producto que cubre alguna(s) de nuestras necesidades, que lo que debiera ser el foro (en el sentido romano) en realidad es un mercado donde se transan propuestas por votos, y que nuestros votos son indicadores del grado de aceptación de sus promesas. Y a veces puede ser peor: puesto que la democracia neoliberal dice no tener más ideología que "no tener ideología", entonces el producto es la persona misma del candidato, y nos destacan sus atributos personales por sobre cualquier idea (o ausencia de idea) que ronde en sus cabezas. El caso más patético, sin duda, es el de Frei: si mañana se volviera a vender el viejo y recordado Zapolio, seguramente vendría en un envase nuevo, con sistema "abre fácil", con colores llamativos y con un logotipo nuevo de letras lindas y modernas. Eso es Frei. El mismo viejo del año 94, sin corbata y haciendo el gesto "lolo" de su mano en la nariz.
Pero también pasa con los otros candidatos, en mayor o menor medida. Los experimentos de la franja de MEO que destacan que es transparente, que sabe escuchar, etc. Piñera mostrando sus mejores facetas y sonrisas (medio diabólicas después de la operación de párpados) y Arrate que parece el tatita buena onda y choro.
Para empeorar lo anterior, están las encuestas.
Las encuestas no sólo muestran una tendencia de voto, no sólo apuntan a predecir cuál será el resultado de la próxima elección (cosa por lo demás no muy útil, si se analiza a fondo).
Las encuestas, a estas alturas, son verdaderos estudios de mercado que hacen estas empresas para los candidatos.
La más esperada de todas, la CEP, en un primera entrega mostró los potenciales resultados en primera vuelta y las potenciales combinaciones en segunda vuelta (o ballotage, como dicen los siúticos)
Pero en esa misma entrega hizo un desglose de cómo se componen los potenciales votos de cada candidato. Si son mujeres, si son hombres, los rangos etáreos, si son urbanos o rurales, etc.
Y en una segunda entrega, hizo ese mismo desglose pero con los indecisos.
En el fondo, hace un análisis del "mercado electoral" (qué chocante expresión) y los candidatos (sus comandos en realidad) pueden pasar varias noches sin dormir pensando cómo capturar ese n% de "mujeres de entre 35 y 45 años de zonas rurales" que están indecisas.
Y es ahí donde ocurren las cosas más insólitas: una idea pérdida en medio de un programa pasa a ser al otro día "eje fundamental". Un valor con el que quizás no se habría transado nunca se convierte en algo que "yo siempre he defendido".
Y esas cosas insólitas pasan a ser imposibles de entender cuando se juntan con la soberbia de dar por absolutamente seguros los votos de "su sector".
El ejemplo más nítido. Piñera sabe que la UDI no votará por Frei, ni por MEO y menos por Arrate. Y sabe que los votos que le faltan no están en la UDI ni en RN sino que un poco más a la derecha (poquitos votos) y un poco más al centro (si es que existe eso que llaman "centro"). Y así, parte donde los militares procesados a ofrecer cosas muy raras que nadie entiende bien, y luego parte a la caza de "los liberales" apareciendo a favor de la unión civil homosexual.
Seamos serios. Nadie en la UDI debe haber estado feliz con esas declaraciones, y la mitad de RN que hace años le hizo la cama al mismo Piñera junto con Allamand y la patrulla juvenil, tampoco. Me imagino las llamadas telefónicas de esa noche:
- Alo?? Sebastián???
- Aloooo (con voz medio temblorosa... el candidato debe estar cansado)
- ¿¿¡¡¡¡Qué ch... te pasa hu...???!!! ¡¡¡¿¿¿Cómo se te ocurre que vamos a legislar uniones homosexuales???!!!
- Tránquilo papá!! con esa frase que me mandé sumamos como 2 votos más. Y tú ya sabes, así mismo hice mi fortuna yo, 2 pesos más 2 pesos...
- Pero no te pasih de revoluciones!!!! tengo la cagá acá en Suecia, con todas las viejas pechoñas reclamando, ya no sé qué decirles para calmarlas...
- Diles que no se preocupen, que en el camino se arregla la carga, y que igual el ministerio del interior y de justicia van a ser de ustedes, así que no hay nada de qué preocuparse. Y ahora buenas noches, mira que se me caen los párpados... Ah no!! verdad que me los sacaron!!
Aparte del caso de Piñera, es vergonzoso ver a Frei y Pizarro contestándole a la Santa Madre Iglesia que ahí también hay homosexuales y ¡peor aún! pedófilos. Vergonozoso no porque sea mentira (que no lo es), sino porque la DC (y Pizarro es DC), siempre le ha llevado las de abajo a la iglesia, o al menos a cierto sector de ésta.
Ojalá que la próxima vez que hagan una encuesta sólo tenga una pregunta "¿por quién votará usted?" y no permita saber si es hombre, mujer, del norte, del campo, gay, lesbiana, ABC1, D, profesional o analfeto.
A ver si así los candidatos dejan de parecer Zapolio en un nuevo envase. ¡Y rinde más!

jueves, 19 de noviembre de 2009

Un poco de desorden

Para no parecer (y para no ser) tan graves en la vida, propongo 1 minuto de desorden.
Se reciben propuestas creativas en temas de contingencia nacional e internacional (por ejemplo, campaña electoral, clasificación de Francia, paro de los profesores, bomba en metro Baquedano, etc.)
Para comenzar...
Propongo a Maradona embajador de Chile en Perú, para que conteste los dichos de Alan García.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Foro Anatel

Acaba de terminar el foro Anatel, que por lo que tengo entendido será el último encuentro televisivo de los cuatro candidatos antes de las elecciones del 13 de diciembre.
Se ha dicho que estos foros no son relevantes, que las personas que los ven ya traen decidido su voto, por lo que sólo sirve para reafirmar sus convicciones.
Ahora, ¿qué hubo de nuevo en este debate?
Primero, la constatación de la decadencia del periodismo. En la ronda inicial, los periodistas parecían querer lucirse "pillando" a los candidatos en lugar de tocar los temas que permitan saber qué proponen en realidad, qué distingue finalmente a un candidato del otro. Y en la ronda final, simplemente se tomaron vacaciones: que hagan las preguntas los mismos candidatos. Curiosamente, los candidatos que podrían haber perseguido hacerse daño, ponerse mutuamente TNT en los zapatos, hicieron (quizás sin quererlo --¡seguramente sin quererlo!) la pega de los periodistas: se dieron reciprocamente la ocasión de explayarse más en los temas serios.
Segundo, que ésta es la elección de la izquierda. Hay tres candidatos de ese sector, y uno que desesperadamente trata de parecerlo. Y es claro, ya lo hemos dicho antes: si la pelea es por ese desconocido sector de "indecisos", hay que correr la menor cantidad de riesgos posibles, y de yapa quizás llegar a parecerse un poco a la Presidenta Bachelet, a ver si chorrea algo de su alto porcentaje de apoyo. Lo que lleva incluso a ocultar la identidad propia, a esconder quién se es: ministros gay, lo de los militares como algo que en realidad es para todos los chilenos, etc.
Lo tercero, y que de algún modo está relacionado con lo anterior, es la vaciedad de contenidos de los dos candidatos hoy mayoritarios. Piñera no tiene nada seguro hoy. Frei puede pasar a segunda vuelta pero no gana en el balotaje. Entonces, ambos están obligados a captar votos de aquella nebulosa llamada "centro", pero como no pueden ser radicales por miedo y cálculo electoral, están obligados a hablar generalidades, a promesas vagas, a discursos, finalmente, vacíos.
En cambio Arrate y MEO aprovechan un poco más el espacio para plantear efectivamente ideas. Es cierto, la televisión no es el mejor lugar para hacerlo, y a veces ambos parecen no decir nada porque no alcanzan a cerrar el discurso, pero desde las primeras palabras de ambos se intuye que ahí hay algo más que en los discursos de Frei y Piñera.
A Arrate le juega en contra que siempre termina por quedar la impresión que los planteamientos son los mismos de siempre de la izquierda extraparlamentaria (pareciera una fotocopia del programa de Hirsh, de Marín). Y termina además por enredarse (como siempre le pasa a la izquierda extraparlamentaria) con temas como Cuba, Venezuela y otros similares.
A MEO le juega en contra que el tiempo no alcanza para decir todo lo que quisiera, y por lo tanto a veces pareciera no decir nada. O, peor aún, pareciera contradecirse. En todo caso, para Iván Valenzuela y para quien le haya quedado la duda, despenalizar el aborto no implica estar a favor del aborto. Desgraciadamente, en un tema como ese, los matices son tantos y tan profundos, que en un minuto, ni aunque MEO hablara el doble de rápido...

¿En conclusión?
Creo que va quedando demostrado día a día que la Concertación y la Alianza han secuestrado la política en Chile, han sepultado el verdadero debate y se han enfrascado en 20 años de administración del poder (sí, también se puede administrar el poder desde la oposición). Y que ese debate secuestrado se puede volver a abrir con ideas, con sueños, con valor. Eso es lo que están haciendo Arrate y MEO, y creo que hoy por hoy son los únicos que realmente pueden convocar a los jóvenes (jóvenes de carné o jóvenes de corazón) que todos los días se despiertan y trabajan con sueños, anhelos y esperanzas por su futuro y el de sus familias, y no con los pobres ideales del "vientre y el bolsillo" (citando una vez más a Huidobro).

Recta final

Desde el retorno de la democracia, el discurso político ha estado supeditado a la "urgencia" televisiva: cualquier personero, funcionario o candidato debe decir la frase exacta que dure 5 segundos para poder aparecer en pantalla. Si alguien se toma 5 o 10 minutos para sintetizar una propuesta (entiendo que ese tiempo es insuficiente para detallarla inteligentemente) y no es capaz de "entregar" a las cámaras esos 5 segundos-resumen, simplemente no aparece en pantalla. Lo que hoy por hoy, es la muerte política.
No es necesario ser experto en comunicación saber que en ese tiempo no hay ninguna posibilidad de exponer planteamientos, críticas serias, debatir profundamente.
Y los políticos han tenido la patudez de quejarse de aquello.
Los debates televisados pretenden subsanar esto en alguna medida, y darle espacios a los candidatos para explayarse con un poco más de tiempo. Así, de los 5 segundos pasamos a 1 minuto o 1 minuto y medio para contestar una pregunta. Pregunta que muchas veces es interesada, predecible o mal intencionada (en el sentido que buscar "poner en aprietos" al candidato, meterle el dedo en alguna llaga).
Sin embargo, ese tiempo generalmente se ve desperdiciado, muchas veces con alusiones a los otros candidatos.
La franja televisiva debiera hacer otro aporte similar. En el caso presidencial, el tiempo se ve astronómicamente aumentado a ¡5 minutos! Por dios, la de cosas que se pueden decir en 5 minutos.
Y sin embargo... Sin embargo, en general el tiempo es aprovechado en hacer algo parecido a un comercial de televisión, pero de peor calidad.
Mucha apelación a los sentimientos, mucha repetición de las mismas 2 o 3 frases que ya les hemos escuchado hasta la saciedad en cuñas televisivas, y pocas, pero muy pocas nueces.

¿Dónde está la causa de esto?
En general, creo que los políticos chilenos le tienen pánico a la "Política". Les encanta la chimuchina, la pelea chica, la discusión de conventillo (con todo el respeto que me merecen los pocos tristemente hermosos que van quedando); pero rehuyen los temas importantes, los que hacen eso que alguien por ahí llamaba "Gran Política". Profundizar en esto da para un texto aparte, así que de muestra, un solo botón: los problemas de DDHH, y en general todo lo que tiene que ver con el pasado se deja a un lado, se aparta, o se envía a los tribunales de justicia.
Por otro lado, descontando ese miedo a lo Político, está el secuestro de la democracia por parte de la Concertación y la Alianza gracias al sistema binominal. Ambos han administrado el poder estos últimos años, y ambos han mantenido sus cuotas de electores. Lo que queda por pelear entonces es un electorado "indeciso", un 20% aproximado, que en realidad nadie conoce, y que tampoco nadie quiere conocer, y que por comodidad todos identifican con "el centro".
¿Pueden entonces Frei o Piñera salir en TV con propuestas "duras" de sus sectores?
Como lo que está en juego es el sillón de O'higgins, mejor no correr riesgos, y las propuestas desaparecen para dar paso a las promesas vagas. Y mientras más vagas, mejor. O, más triste aún, ofertazos. Porque claro, ¡a quién no le gusta que le regalen cosas! (desde bonos hasta educación "de calidad" gratuita)

Y digo "Frei o Piñera" porque siendo realistas, Arrate no tiene nada que perder, porque en realidad no tiene nada que ganar (gracias, I.F.), excepto un par de puntos adicionales para hacer más entretenida la negociación para la segunda vuelta. Y eso le permite explayarse un poco más, y darle más contenido y sustancia a su discurso.
Por el lado de MEO, no me queda claro: puede percibir como ganancia cualquier cosa sobre el 0% con que partió en esta carrera, o puede comenzar a sacar la calculadora pensando que pasa a segunda vuelta y compite con Piñera, teniendo serias opciones de terciarse la banda. Y en ese último caso, lo más probable es que cambie la palabra "sueño" por "promesa".

miércoles, 11 de noviembre de 2009

El día después de la CEP

Antes de cualquier consideración, hay que anotar dos cosas: Primero, como dicen los perdedores, las encuestas son sólo una fotografía del momento. Segundo, este país se mueve a una velocidad tan exasperantemente lenta, que la foto final nunca sale muy corrida.
Ahora bien, entre tanto número, ¿qué podemos sacar en limpio?

Los medios destacan el alza "estadísticamente significativa" de Arrate. En realidad, no hay nada que destacar: Arrate está llegando a las cifras que tradicionalmente ha manejado la izquierda extraparlamentaria en las elecciones presidenciales. Nada más. El problema es que en encuestas anteriores no se notaba porque aparecía Navarro levantando algunos votos.
MEO debe estar sacando cuentas alegres por un lado, y haciéndose el harakiri por otro: crece y crece (basta con mirar el gráfico). Pero el ritmo al que lo hace seguramente no le permitirá llegar segundo en diciembre. Lo más triste para él, es que si logrará pasar a segunda vuelta sería, según la CEP, mucho más competitivo que Frei frente a Piñera.
Destacable es el hecho de su valoración personal. Sigue en alza, y la gente pareciera creerle más a él que a los otros candidatos, y sin embargo, la intención de voto en su favor no refleja ese aprecio. Al parecer, muchos creen que "no da el ancho".
Frei sigue en caída libre. Alguien podría bromear diciendo que menos mal que las elecciones no son en junio de 2010, porque entonces sacaría menos votos que Arrate. La verdad es que eso no ocurrirá, por las razones que expondremos al final.
Y Piñera... con su lógica de empresario, debe estar preocupado en el fondo: si bien gana en primera y en segunda vuelta, no debe ser muy gratificante para él ver sus acciones bajando día a día. Probablemente (no es seguro) sea el próximo Presidente de Chile, pero no será un triunfo por paliza, como pretendían a principios de este año.

¿Y en el fondo?
En el fondo, la CEP muestra que los dos candidatos mayoritarios hoy sólo se mantienen en pie por el "electorado duro" de sus respectivos sectores, que se quedaría huérfano en caso de no apoyarlo (¿por quién podría votar alguien de derecha, que históricamente ha votado por Pinochet, por Büchi, por Alessandri, por José Piñera, por Lavín, sino es por Sebastián? ¿por quién votaría un DC tradicional si no es por Frei? ¿por quién votaría un PS si no es por Frei, a menos que quiera arriesgar un cachamal de Escalona?)

Son los simpatizantes de siempre (que no militantes, porque la tasa de militancia en Chile es irrisoria), que votan por el candidato que les pone el partido y que no tienen tiempo/ganas/capacidad de sentarse un rato a pensar. Son esos votos los que mantendrán a Frei en torno al 30% y evitarán su aterrizaje forzoso (o desplome vergonzoso).

¿Y MEO? Es díficil pensar que un 19% de intención de voto sea sólo fruto del desencanto. Si alguien está desencantado con la Concertación o con la Alianza (Coalición que le dicen ahora, para que Flores y Schaulsohn -o como se escriba- no se sientan tan abochornados) aparece en el famoso "NS/NR", para finalmente terminar en la urna votando por su sector de siempre. A menos que alguien logré re-encantar ese desencanto. Y eso es lo que al parecer MEO estaría consiguiendo.

El día después de la CEP le deja varias tareas a los candidatos:
A los dos candidatos mayoritarios, darse cuenta que con el mismo discurso de estos últimos 20 años, no seducen. Que con ideas viejas, aunque las pongan en odres nuevos, no despertarán el entusiasmo de quienes anhelamos un nuevo país.
A Piñera, darse cuenta que su estrategia de los últimos meses lo ha llevado a una verborrea inconsistente que sólo le asegura los insuficientes votos de su sector.
A Frei, reflexionar largamente sobre el gesto en su nariz. Con esa actitud de esquizofrénico que se enoja por "exceso de farándula" y termina haciendo ese gesto de escolar no atrae ningún otro voto que no sea el de los concertacionistas a quienes MEO no convence. Y termina por demostrar que es sólo un títere de sus asesores. ("Eduardo, riete... Eduardo, ponte serio... Eduardo, bromea... Eduardo, Eduardo, Eduardo...")
A MEO, demostrar que lo suyo no es sólo la rabieta de un adolescente, y que sí es posible soñar, y -más importante aún- es posible gobernar con sueños.
Y a Arrate, comprar una botella de champaña por si en una de esas -quizás, puede ser, may be, tal vez y sólo tal vez- obtenga más votos que Gladys Marín el 99.

¿Bicentenario?

Faltan menos de 300 días para celebrar 200 años de independencia.
Y lo que se ha echado de menos es la discusión en torno a la situación actual del país, y al país que soñamos y queremos levantar en la próxima centuria.

Quizás pequemos de ignorantes y en realidad esa discusión se esté llevando a cabo en ámbitos más privados, en cuartos cerrados entre actores que terminada la charla guardan sus anteojos y se van a sus casas con la conciencia tranquila por haber hecho su aporte al futuro.

Pero si eso está ocurriendo, y de esa manera, sólo demuestra que el problema es aún más agudo: es precisamente ese debate el que debiera ser más público, el que debiera marcar más presencia, el que debiera aparecer al menos en una hoja de los diarios, en una mención de los noticieros, en un discurso de nuestras autoridades, en un punto del programa de los candidatos.


La explicación de esa "apatía" del público por estos temas está en el discurso que nos han venido entregando estos últimos años: las ideologías, los sueños, las utopías, han muerto; y sólo nos queda trabajar todos los días en pro del crecimiento económico, y sólo nos queda votar cada ciertos años por quienes administrarán ese crecimiento. El resto, son sólo ilusiones juveniles.


Pues bien, ¡eso es precisamente lo que queremos!

Queremos tener de nuevo ilusiones juveniles; soñar una vez más con un país que no existe excepto en nuestros corazones; alimentarnos todos los días no sólo de pan, sino también de esperanzas de futuro; mirar a nuestros hijos pequeños sin angustia, sabiendo que lo que estamos haciendo no es sólo asegurarles un miserable patrimonio familiar, sino construyendo las condiciones para que ellos también vuelvan a soñar.


Porque ya es tiempo de darnos cuenta que quienes nos dicen que las ideologías han muerto también tienen sus pobres ideologías, como el libre mercado y esta burla de democracia binominal. Porque ya es tiempo que todos estos señores que han administrado el poder de uno y otro lado, de la Concertación y de la Alianza, de la izquierda y la derecha, vayan a ocupar sus lugares en los libros de historia, y dejen que nosotros, los jóvenes nos hagamos cargo sino de administrar su fundo, al menos de soñar cómo queremos que se vea.


Como decía Huidobro en su Balance Patriótico, que se vayan los viejos sin más ideales que el vientre y el bolsillo, y que comencemos a ocupar nosotros los espacios que nos corresponden.

Porque nos merecemos un Chile con utopías, con sueños, con discusiones y con debates. Nos merecemos un Chile que sea más que una tropa de comerciantes que administra su "negocito".


Nos merecemos un Chile nuevo, nos merecemos un Chile Joven.