lunes, 16 de noviembre de 2009

Foro Anatel

Acaba de terminar el foro Anatel, que por lo que tengo entendido será el último encuentro televisivo de los cuatro candidatos antes de las elecciones del 13 de diciembre.
Se ha dicho que estos foros no son relevantes, que las personas que los ven ya traen decidido su voto, por lo que sólo sirve para reafirmar sus convicciones.
Ahora, ¿qué hubo de nuevo en este debate?
Primero, la constatación de la decadencia del periodismo. En la ronda inicial, los periodistas parecían querer lucirse "pillando" a los candidatos en lugar de tocar los temas que permitan saber qué proponen en realidad, qué distingue finalmente a un candidato del otro. Y en la ronda final, simplemente se tomaron vacaciones: que hagan las preguntas los mismos candidatos. Curiosamente, los candidatos que podrían haber perseguido hacerse daño, ponerse mutuamente TNT en los zapatos, hicieron (quizás sin quererlo --¡seguramente sin quererlo!) la pega de los periodistas: se dieron reciprocamente la ocasión de explayarse más en los temas serios.
Segundo, que ésta es la elección de la izquierda. Hay tres candidatos de ese sector, y uno que desesperadamente trata de parecerlo. Y es claro, ya lo hemos dicho antes: si la pelea es por ese desconocido sector de "indecisos", hay que correr la menor cantidad de riesgos posibles, y de yapa quizás llegar a parecerse un poco a la Presidenta Bachelet, a ver si chorrea algo de su alto porcentaje de apoyo. Lo que lleva incluso a ocultar la identidad propia, a esconder quién se es: ministros gay, lo de los militares como algo que en realidad es para todos los chilenos, etc.
Lo tercero, y que de algún modo está relacionado con lo anterior, es la vaciedad de contenidos de los dos candidatos hoy mayoritarios. Piñera no tiene nada seguro hoy. Frei puede pasar a segunda vuelta pero no gana en el balotaje. Entonces, ambos están obligados a captar votos de aquella nebulosa llamada "centro", pero como no pueden ser radicales por miedo y cálculo electoral, están obligados a hablar generalidades, a promesas vagas, a discursos, finalmente, vacíos.
En cambio Arrate y MEO aprovechan un poco más el espacio para plantear efectivamente ideas. Es cierto, la televisión no es el mejor lugar para hacerlo, y a veces ambos parecen no decir nada porque no alcanzan a cerrar el discurso, pero desde las primeras palabras de ambos se intuye que ahí hay algo más que en los discursos de Frei y Piñera.
A Arrate le juega en contra que siempre termina por quedar la impresión que los planteamientos son los mismos de siempre de la izquierda extraparlamentaria (pareciera una fotocopia del programa de Hirsh, de Marín). Y termina además por enredarse (como siempre le pasa a la izquierda extraparlamentaria) con temas como Cuba, Venezuela y otros similares.
A MEO le juega en contra que el tiempo no alcanza para decir todo lo que quisiera, y por lo tanto a veces pareciera no decir nada. O, peor aún, pareciera contradecirse. En todo caso, para Iván Valenzuela y para quien le haya quedado la duda, despenalizar el aborto no implica estar a favor del aborto. Desgraciadamente, en un tema como ese, los matices son tantos y tan profundos, que en un minuto, ni aunque MEO hablara el doble de rápido...

¿En conclusión?
Creo que va quedando demostrado día a día que la Concertación y la Alianza han secuestrado la política en Chile, han sepultado el verdadero debate y se han enfrascado en 20 años de administración del poder (sí, también se puede administrar el poder desde la oposición). Y que ese debate secuestrado se puede volver a abrir con ideas, con sueños, con valor. Eso es lo que están haciendo Arrate y MEO, y creo que hoy por hoy son los únicos que realmente pueden convocar a los jóvenes (jóvenes de carné o jóvenes de corazón) que todos los días se despiertan y trabajan con sueños, anhelos y esperanzas por su futuro y el de sus familias, y no con los pobres ideales del "vientre y el bolsillo" (citando una vez más a Huidobro).

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